Protección del menor y pornografía infantil
Con ocasión de la XXIV Semana de la Ciencia y la Innovación, he sido invitada a la inauguración de una de las Jornadas que se celebrarán en la Universidad Rey Juan Carlos, la semana del 4 a 17 de noviembre, para hablar de los efectos de la pornografía en la salud de las mujeres y los menores.
La pornografía es una forma de Violencia, que afecta de forma desproporcionada a mujeres y a menores, y es la ventana de la prostitución a través de la captación de jóvenes y niñas.
Desde mi experiencia puedo afirmar sin género de dudas, que la Violencia de género tiene efectos devastadores en la salud física, psíquica y emocional de las mujeres y de los menores, así como un coste incalculable para el estado y la sociedad, derivado de factores tales como la atención sanitaria, incluida la salud mental.
Pornografía Infantil
Desde el punto de vista jurídico, la pornografía infantil se encuentra tipificada como delito en el artículo 189 del Código Penal.
Definición de Pornografía Infantil
Se trata de un delito que engloba diferentes conductas, cuyo factor común es que todas ellas atentan contra la libertad sexual, el honor del menor y la intimidad. Algunas de estas conductas son:
- La grabación de material pornográfico.
- La colaboración y distribución del mismo.
- La posesión o tenencia de pornografía infantil.
La pornografía infantil es un delito que engloba conductas que atentan contra la libertad sexual, el honor del menor y la intimidad
Las víctimas de este delito no sólo pueden ser las y los menores de edad, pues también incluye a aquellas personas especialmente vulnerables por sus capacidades y que necesitan una protección especial.
Elementos del delito de Pornografía Infantil
Los elementos de las conductas típicas de la pornografía infantil son los siguientes:
- Captar o utilizar a menores de edad o a personas con discapacidad necesitadas de protección especial con fines o en espectáculos sexuales, públicos o privados, o para la grabación de material pornográfico. Esta conducta también incluye a todos aquellos que financien o se lucren con estos hechos.
- Producir, distribuir, vender, ofrecer o facilitar la producción, venta, exhibición o difusión de material pornográfico.
- La posesión y tenencia del material pornográfico.
Las penas señaladas en la ley para los dos primeros supuestos, pueden ir de uno a cinco años y de cinto a nueve años, dependiendo de que en su comisión concurran factores que impliquen un especial reproche, como lo es a título de ejemplo, la utilización de menores de dieciséis años, cuando los hechos revistan un carácter particularmente degradante o vejatorio, se emplee violencia física o sexual para la obtención del material pornográfico o se representen escenas de violencia física o sexual, cuando se utilice a personas menores de edad que se hallen en una situación de especial vulnerabilidad por razón de enfermedad, discapacidad o por cualquier otra circunstancia , cuando el responsable sea ascendiente, tutor, curador, guardador, maestro o cualquier otra persona encargada, de la persona menor de edad o persona con discapacidad necesitada de especial protección, o se trate de cualquier persona que conviva con él o de otra persona que haya actuado abusando de su posición reconocida de confianza o autoridad .
La pena señalada para el supuesto de posesión de pornografía infantil, es menor, en concreto, de tres meses a un año de prisión o con multa de seis meses a dos años.
Efectos de la pornografía infantil en las victimas
Desde el punto de vista del menor como víctima de violencia sexual para uso pornográfico, los efectos en los menores son incalculables e irreparables. Niñas y niños que quedan marcados de por vida, tanto más, cuanto más largo sea el periodo de cronificación de la violencia sexual sufrida para uso pornográfico y placer de unos cuantos.
Entre las sintomatologías apreciadas podemos señalar entre otras, desde cambios de conducta, aislamiento y rechazo de las relaciones sociales, problemas escolares, resistencia a desnudarse y bañarse, hasta llegar a las autolesiones o intentos de suicidio. Y a largo plazo nos podemos encontrar con problemas de alteraciones en la esfera sexual -disfunciones sexuales y menor capacidad de disfrute -, depresión y trastorno de estrés postraumático, así como un control inadecuado de la ira (en el caso de los hombres, mayormente volcada al exterior en forma de violencia; en el de las mujeres, canalizada en forma de conductas autodestructivas).
El consumo de la pornografía en menores
Desde el punto de vista del menor como consumidor de pornografía, es preocupante la normalización de las relaciones sexuales violentas, cada vez más extendidas a través de las redes sociales.
Según el informe «Juventud y pornografía en la era digital. Consumo, percepción y efectos» de la Fundación Fad Juventud, seis de cada diez jóvenes en España (62,5%) consumen pornografía, un 72,2% en el caso de los chicos. En la mayoría de los casos los jóvenes comienzan alrededor de los 13 años o incluso menos.
Seis de cada diez jóvenes en España (62,5%) consumen pornografía, un 72,2% en el caso de los chicos
Los efectos del consumo de pornografía infantil
En cuanto a sus efectos, podemos afirmar que existe un aumento exponencial del fomento de las relaciones sexuales y afectivas violentas, producto de la normalización y replica de lo que los menores visualizan a través de las redes.
Pero esto no acaba aquí, nos encontramos con que el consumo produce en los menores y adolescentes comportamientos y síntomas tales como aislamiento, agresividad, frustración, falta de productividad e incluso adicción.
Proteger a los menores del consumo, es algo que escapa a la Justicia, para llegar a nuestras casas y nuestras escuelas.
Es evidente que existe una gran desinformación sobre los peligros y las consecuencias que esto conlleva tanto para el menor considerado como víctima y objeto de delito, como para el menor desde el punto de vista del consumo y sus efectos y no a todo llega la Administración de Justicia.
Basta recordar que la información es básica para la transmisión a las generaciones que nos siguen de los valores que queremos para el futuro y la educación el pilar para la estructura de una sociedad libre de violencia.
Por eso desde mi punto de vista visibilizar este problema es una cuestión de responsabilidad.
Para cualquier consulta no dudes en dirigirte a nuestro despacho especialista en familia y sucesiones.