Violencia de género en mujeres mayores: una deuda histórica

Mujeres mayores víctimas de violencia de género

En más de una ocasión hemos oído hablar de las mujeres mayores como las grandes olvidadas.  Cuanto más, de las mujeres mayores que sufren violencia de género, en silencio, y en la soledad de sus hogares.

Esto se traslada sin duda a todos los ámbitos y entre ellos al ámbito judicial

Buscando estadísticas, lo primero que llama la atención es que no existen estadísticas publicadas en el Consejo General de Poder Judicial sobre denuncias, desagregadas por franjas de edad, en las que podamos verificar cual es el número de mujeres mayores de 65 años que se decide a denunciar.  Es cierto que existen estadísticas que ponen de manifiesto si las mujeres son mayores o menores de edad, (de 182.065 denuncias presentadas en 2022, se incoaron un total de 39.874 órdenes de protección y medidas del 544 bis y ter de la LECr. ,  de las cuales un 65,4 % fueron mujeres españolas mayores de edad – 26.059 – y un 1,0% – 418 – menores españolas, así mismo un 32,8% fueron mujeres extranjeras mayores de edad – 13.097- y un 0,7 % – 298- extranjeras menores de edad).

Pero aun esto, nos acerca muy poco a la realidad de las mujeres mayores de 65 años.

En cuanto a los procesos civiles de separación y divorcio, según los datos del INE 2022, podemos señalar que fundamentalmente se producen antes de cumplir 50 años y tras 16 de matrimonio.

En efecto, el mayor número de divorcios entre cónyuges de diferente sexo tuvo lugar en la franja de edad entre 40 y 49 años, tanto en hombres como en mujeres. La edad media de las mujeres en los procedimientos de divorcio fue de 45,9 años. En los hombres fue de 48,4 años.

Dichos datos se arrastran en términos similares de los obtenidos en el año 2021 y 2022, en los que el mayor número de divorcios entre cónyuges de diferente sexo tuvo lugar en la franja de edad entre 40 y 49 años, tanto en hombres como en mujeres. En las separaciones, el mayor número se dió también en el intervalo de 40 a 49 años.  La edad media de las mujeres fue de 45,6 años (45,5 en los divorcios, 49,2 en las separaciones y 46,6 en las nulidades). En los hombres la edad media fue de 48,0 años (47,8 en los divorcios, 51,6 en las separaciones y 50,2 en las nulidades). Estas edades medias fueron similares a las registradas en 2020.

Un 20 % de las mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género declara que “no se lo ha contado a nadie”

Desde la experiencia que nos avala, coincidente en muchas de sus apreciaciones con el resultado del “Estudio sobre mujeres mayores víctimas de violencia de genero mayores de 65 años”, publicado por la DGVG en colaboración con Cruz Roja Española  (2023), comenzaría por señalar  un dato de especial transcendencia: un 20% de las mujeres que participaron en dicho estudio declara que «No se lo ha contado a nadie».

Factores que inhiben a las mujeres de avanzada edad a denunciar

Veamos ahora los factores que inhiben a las mujeres de avanzada edad de poner denuncia:

  • Económico. Riesgo de pobreza y exclusión social. Dependencia económica. Violencia económica y control de los ingresos y recursos por el agresor.
  • Deterioro de la salud derivado del binomio edad/violencia cronificada.
  • Falta de identificación de la situación de violencia. Normalización de la violencia
  • Entorno social. Falta de apoyos humanos. “La gran SOLEDAD”.

Factores que motivan a las mujeres de avanzada edad a denunciar

Por el contrario, los factores por los que la avanzada edad les motiva para poner denuncia en algunas ocasiones derivan de:

  • Ya no tienen nada que perder. Sus padres han fallecido, los hijos se han independizado.
  • Incremento en el ciclo de la Violencia. Jubilación del marido o pareja, que implica un mayor tiempo de convivencia, mayor control, conductas celotípicas.

Una vez se deciden a denunciar, lo cierto es que en su autovaloración el riesgo de sufrir nuevas agresiones por parte de sus parejas, es alto en un 46%; moderado en un 28% y bajo en un 26%, según el estudio antes mencionado.

Proceso judicial en mujeres de edad avanzada

En lo que al proceso judicial se refiere, ¿qué es lo primero que nos encontramos?:

  • En primer lugar, se sitúa el desconocimiento de sus derechos, de los trámites del proceso y de los posibles resultados del mismo.
  • La dificultad para hacer frente a los trámites burocráticos.

Algunas de ellas tienen dificultades para la obtención de los documentos y demás pruebas necesarias para el proceso, que dicho sea de paso, se ven incrementadas con la digitalización de las instancias advas. A las que muchas veces o no tienen acceso o no saben cómo manejar.

  • La lentitud de los procesos judiciales. Los procesos judiciales, dependiendo del tipo de proceso, penal o civil, del Juzgado competente para su conocimiento, etc… pueden durar años, insoportables para las mujeres de avanzada edad.
  • Dificultad de encontrar soluciones adecuadas o resultados satisfactorios, en relación a los procesos civiles de separación o divorcio, que dependiendo de cada caso concreto tienen una repercusión directa en medidas como el reparto de los ingresos y el uso y disfrute de la vivienda familiar y posterior liquidación del régimen económico matrimonial

Por todo ello, la información y el asesoramiento previo y posterior  a la denuncia y el apoyo psico- social continuado supone un soporte imprescindible para estas mujeres.

Tienen que saber a lo que se enfrentan y necesitan un acompañamiento mucho más directo y continuo durante el proceso, para no desistir del mismo o sufrir un deterioro adicional, en su salud física y mental, (revictimización), como consecuencia de la ansiedad y la frustración generada por el proceso judicial.

Propuestas de mejora

Mejoras en el ámbito judicial:

  • Asegurar la información previa y posterior a la denuncia.
  • Reducir los tiempos de espera para la resolución de los procesos.
  • Asegurar un acompañamiento psico-social durante el proceso.

Mejoras en general:

  • Incrementar los recursos materiales, vivienda y ayudas económicas para las mujeres que han sido dependientes económicamente de sus parejas.
  • Procurarles un acompañamiento para acudir a los recursos.
  • Buscar espacios de participación para las mujeres, y tejer redes de apoyo que eviten que tengan que depender siempre de servicios sociales o externos.

Y para finalizar quiero transmitir dos cuestiones básicas para todas las mujeres victimas de violencia y en mayor medida si cabe para las mujeres de avanzada edad:

NO HAY soluciones universales, cada mujer y cada situación es un mundo, pero si pudiéramos hablar de PILDORAS MÁGICAS, estas serían sin duda: “ESCUCHARLAS” Y “NO JUZGARLAS”.

Solo así, desde la escucha y la empatía, podemos darnos cuenta de todo lo que han aportado y todo lo que todavía tienen por aportar a nuestra sociedad.